domingo, julio 27, 2008

Pequeño homenaje, grácil deferencia…

Determinados neófitos cuando observan un concurso de lanzamientos, en virtud del fenotipo que presentan los participantes, desacreditan el mérito de los mismos. Opinan que se encuentran ante meros gordinflones cuya efectividad en el lanzamiento pende más del contorno de sus cinturas que de sus verdaderas cualidades atléticas. Nada más lejos de la realidad. Un lanzador es un verdadero e indiscutible atleta. .

. Para comenzar, son un auténtico compendio de fuerza explosivo balística, comúnmente conocida como force de démarrage, o lo que es lo mismo, en la acción competitiva, luego de una tensión maximorum inicial, se asiste a un descenso de la misma, acompañado de un aumento de la velocidad de ejecución. .

. Continuando con la descripción, un eyector como es el caso de un balista tipo Superman Martínez consigue hacer cosas tan impresionantes como saltar más de 3 metros de parado en un test de longitud a dos piernas juntas: una utopía para el común de los mortales. Puede ejecutar un RM en el banco de pectoral con más de 200 kilos cargado en la barra: una quimera para cualquier sujeto de a píe. Logra, igualmente, sumergirse en las profundidades de un semi-Squat con más de 300 kilos en la olímpica e incluso hacer grandes marcas en carreras cortas de velocidad. Otro desvarío para cualquier individuo medio. Sí, auque no lo parezca, esos mofletuditos son muy veloces y rápidos. No sólo fuertes. Es un concepto físico simple: relación fuerza/masa corporal. .

. Ni que decir que todo ello conlleva una relación de buenos genes a priori, una dedicación de años de trabajo y duro esfuerzo. Si a eso le anexamos una carrera deportiva impecable, varios lustros en la cresta de la ola; y un ejemplarizante comportamiento personal, nos sale la figura del leonés Manolo Superman Martínez.

Manolo Superman Martínez consigue la mínima para los Juegos Olímpicos de Beijing

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