sábado, octubre 18, 2008

Una lorquiana (que suscribo)

No es mía. Ya quisiera. Es del poeta de la cabeza gorda. Así fue como lo denominó su verdugo, ese que lo mato por maricón y por rojo. Va por usted, maestro: "Yo soy español integral y me sería imposible vivir fuera de mis límites geográficos; pero odio al que es español por ser español nada más, yo soy hermano de todos y execro al hombre que se sacrifica por una idea nacionalista, abstracta, por el sólo hecho de que ama a su patria con una venda en los ojos. El chino bueno está más cerca de mí que el español malo. Canto a España y la siento hasta la médula, pero antes que esto soy hombre del mundo y hermano de todos. Desde luego no creo en la frontera política".

1 comentario:

Domingo dijo...

El asesinato de Lorca es icono sangriento y doloroso de aquella violenta alucinación colectiva que nos precipitó como país hacia los abismos. Y es que a veces, y en palabras de Unamuno, "me duele España".