miércoles, noviembre 15, 2006

Si se me permite una vez más el apotegma: ¿Deporte competitivo, deporte saludable?

Los rigores de las elites atléticas no son actuales:
“Viendo tus deseos, piensa primero en los preparativos, y después en las consecuencias; a continuación pon manos a la obra. ¿Quieres, por ejemplo, vencer en los JJ.OO.? Yo también lo desearía con toda mi alma, pues es una cosa muy hermosa. Pero reflexiona primero en el entrenamiento previo y después en los posibles resultados. Deberás someterte a una disciplina severa, comer de acuerdo con lo ordenado y renunciar a las confituras. Deberás entrenarte a la hora prescrita haga frío o calor. No podrás beber agua fría, ni vino cuando más te apetezca posiblemente. En resumen, te deberás someter a tu entrenador con la misma incondicionalidad como si de un médico se tratase. A continuación, vendrá la prueba misma. Estarás en peligro, entonces, de dislocarte un brazo, torcerte un píe, tragar una buena cantidad de polvo, recibir a menudo fuertes golpes, para a fin de cuentas, ser posiblemente vencido. Recapacita bien todo esto. Y si aún después de ello continúas en tus propósitos… ¡Adelante!”.
Epícleto, dirigiéndose a una juventud deseosa de participar en los Juegos Olímpicos

No hay comentarios: